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Brasil - 4ª parte
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egún la constitución vigente desde 1988, la Presidencia de la República ostenta el poder ejecutivo. Todos los cargos, presidente y gabinete, son elegidos por votación directa de los ciudadanos. El poder legislativo resta en manos de un Senado Federal, constituido por tres miembros de cada estado, y una Cámara de Diputados elegida cada cuatro años. El poder judicial lo ejerce el Tribunal Supremo Federal, órgano de once miembros elegidos por el presidente con la aprobación del Senado, y de cargo vitalicio.
La Constitución, de claro corte federal, otorga a los estados importantes cotas de poder y una amplia autonomía. Cada uno de ellos posee su propia Constitución, gobernador y cámara legislativa. El país se organiza territorialmente en 26 estados y un distrito federal.En los primeros años de la colonización, destacó en Brasil la obra de José de Anchiet, monje de origen canario, y la épica descriptiva de B. Teixeira. Pero no es hasta que se funda la Universidad de Bahía, en 1594, cuando surgen verdaderas corrientes literarias y se escriben las primeras obras poéticas (Gregorio Mattas) y prosas (Nuño Marques Fereira). Son textos de temática centrada en el descubrimiento de nuevas y exóticas tierras.En el siglo XVIII la llegada de corrientes costumbristas y barrocas tuvo su contrapunto en el grupo de poesía de Minas Gerais. Con el establecimiento de la Corte Real en la ciudad de Rio de Janeiro y la independencia, la vida literaria y cultural gozó de un notable desarrollo. De esta época data la obra de Pereira de Sousa, que dio paso a los movimientos románticos con Antonio Gonçalves. Mención especial merece la prosa naturalista de Manuel Antonio Almeida. Ya en el siglo XIX, destaca la obra de João Cruz y Souza, representante del movimiento simbolista, y de José Pereira de Graça Daranha, conocido autor de corte nacionalista dentro del movimiento modernista brasileño.
Como poeta de las corrientes de principios y mediados de siglo, cabe destacar a Jorge de Lima con sus Poemas, nuevos poemas, de profunda inspiración religiosa superrealista. De la corriente renovadora contemporánea en la poesía brasileña, la figura más relevante es João Cabral de Melo Neto.El arte brasileño arranca con las primeras construcciones portuguesas, generalmente iglesias, debido a las escasas manifestaciones artísticas precolombinas. Estos edificios y su decoración fueron las primeras muestras de lo que fue llamado arte colonial brasileño. Ya en el siglo XVII, los jesuitas y los arquitectos portugueses introducían el Barroco, sobre todo en el NE y Minas Gerais; destaca la obra del escultor brasileño Aleijandinho.El Barroco, todo y tener su inicio como extensión del gusto europeo, tomó en Brasil unas interesantes variantes locales. El Neoclasicismo se expandió con la construcción y el crecimiento de las grandes ciudades del S que, con el traslado de la corte a Río de Janeiro en 1808, dieron un importante impulso al arte local. El país entraba en un período de exaltación neoclásica, directamente emparentada con las tradiciones francesa e italiana. Fruto de esta tendencia, son el teatro Amazonas de Manaus (1896), o los principales edificios oficiales de Río de Janeiro. Esta corriente no se rompe hasta entrado el siglo XX, que arrancó con importantes exposiciones de arte modernista, que acabaría cuajando en el país.
La llamada Revolución Modernista tomó en Brasil caracteres e influencias del arte indígena y del africano, en una época en que Río era un importante enclave cultural. Allí se movieron importantes arquitectos, escultores y pintores que, como Cândido Portinari, se constituyeron como piezas clave del arte contemporáneo brasileño. En los años 60, las corrientes pop y funcionalistas tomaron cuerpo en un país donde había mucho que diseñar. Anteriormente, en los años 30, ya se habían sentado las bases que dieron a los 60 una gran escuela brasileña de arquitectos, muy comprometidos con el funcionalismo y el racionalismo. Esta escuela fue la encargada de diseñar Brasilia. Uno de los hombres clave del proyecto fue Lucio Costa, discípulo directo de Le Corbusier, y nombre de gran relevancia en la arquitectura brasileña. Costa formó también un importante grupo de discípulos, como Oscar Niemeyer.En los últimos años, Brasil ha estado demostrando una activa vida artística en todos los campos, con destacados nombres internacionales dentro del tachismo, el informalismo o de la tendencia Nova Objectividade. Río de Janeiro y São Paulo se han convertido en dos importantes plazas dentro del circuito artístico mundial.
El escaso enraizamiento cultural indígena en Brasil, únicamente pervivente en algunos estados periféricos o en limitadas manifestaciones de danza y música tradicional en los grandes estados del S, fue sustituido, ya de antiguo, por una tradición musical marcadamente africana, pero muy influenciada por el sentido tonal y armónico europeo.Brasil presenta una cultura musical muy distinta a la de sus vecinos andinos. Su música es una realidad más cercana a la música negra, típica de los compases y sonidos afro-cubanos e incluso norteamericanos, con los cuales Brasil comparte la vitalidad y el ritmo de las percusiones provenientes de la cultura africana. Los instrumentos, mezcla de tradición europea y africana, generan un explosivo ritmo de rápidos compases tan habituales en las conocidas danzas brasileñas, como la samba, la marxa o el chôro.
Más modernamente, la aplicación de otras corrientes, como el jazz o el pop, generaron nuevas formas de música, como la bossa nova y otros ritmos más populares. En música clásica, cabe destacar la creación del grupo Música Viva en 1939, que se constituyó como un gran difusor del método dodecatónico. En la actualidad, la mayor aportación brasileña al mercado discográfico siguen siendo los típicos ritmos populares y melódicos de sus cantautores y grupos de música comercial. El primer film importante de la cinematografía brasileña, El crimen de Banhaos, data de 1913. No obstante, existen precedentes más antiguos, como el Viagem do Dr. Campos Sales a Buenos Aires, del año 1900, uno de los primeros largometrajes de la industria cinematográfica brasileña, que ya en 1905 fundó una institución denominada Photo-Cinematographia Brasileira. De los años 20 destacan las películas São Paulo sinfonia duma grã metrópole (Adalberto Kemeny), y Límite (Mario Peixoto).La primera película sonora realizada en Brasil, A voz do Carnaval, data del año 1933. Su autor, Adhemar Gonzaga, fundó la compañía Cinedía, centralizando en Rio de Janeiro toda la cinematografía nacional. No fue hasta finales de los años 40 cuando se inició una fuerte expansión de la oferta cinematográfica brasileña, destacando los films producidos por la compañía Vera Cruz, fundada en São Paulo. Sin embargo su producción, de alta calidad, no tuvo aceptación comercial, arruinándose la empresa a pesar de haber adquirido un gran renombre y numerosos premios internacionales: Cangaceiro triunfó en Cannes en 1953, relanzando al cine brasileño.
Una nueva etapa cinematográfica arrancó con el nacimiento, a principios de la década de 1960, del grupo Cinema Nôvo. De esta corriente destaca la película Dios y el diablo en la Tierra del Sol (Glauber Rocha), uno de los mejores films del cine brasileño e iberoamericano. Durante los años de la dictadura, Cinema Nôvo desapareció a causa de la censura. La vuelta de la democracia en la década de 1980 permitió el surgimiento de nuevos directores que entroncan con la línea marcada por el Cinema Nôvo, encontrándose con enormes posibilidades y un mercado de más de 100 millones de habitantes.